La pintura barroca se aleja del elitismo manierista en busca de una expresión más didáctica. Es una pintura realista, naturalista, que dota al cuadro de contenido sugerente, formas ensoñadoras, poesía y evocación de lo antiguo, exceptuando los interiores holandeses. Las obras barrocas están dotadas de un profundo naturalismo. El pintor barroco plasma la realidad tal y como la ve, con sus límites imprecisos, sus formas que salen y entran, los objetos de primer plano intrascendentes, los escorzos y las posturas violentas, y las composiciones diagonales que dan a la obra gran dinamismo.
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